domingo, 21 de abril de 2013

OTRO AÑO MÁS


     Ya llegó el momento, de nuevo nuestro corazón se viste de romero para peregrinar hasta las plantas de la Señora, de nuevo Abril nos tiende los brazos para impregnarnos de un sentimiento, sentimiento que hace que soñemos todo un año con volver a verla, desojando lentamente las hojas de nuestro calendario, impacientes porque Abril llame a nuestra puerta. Ya se respira un aire diferente, inexplicable, pero dulcemente familiar. 





     La misa de romeros, emocionante despedida a Nuestra Reina, bajo su atenta mirada, para dar comienzo así a ese esperado camino. Preparamos nuestro peregrinar, con la ilusión del primer día, cargados de cantares con los que poder llevar a la Reina de Sierra Morena el amor de nuestro pueblo, y los rezos y súplicas de ruteños que nos esperaran a nuestro regreso, pero que seguro tendrán su corazón ese día en el Cerro del Cabezo, junto a la Señora. De nuevo nos colgaremos nuestra medalla, marcada ya por tantos caminos, por tantas vivencias, que forman nuestro valioso tesoro del peregrino. 

     Ya resuenan en nuestra mente rezos por sevillanas, tarareando constantemente esa divina forma de rezar a nuestra Madre, tan común y tan hermosa. De nuevo Rute se viste de romero, para festejar como se merece a la Reina del Cielo.

¡¡¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!!!

domingo, 14 de abril de 2013

Siempre contigo

Escrito del coro para la Revista de la Virgen de la Cabeza de Rute 2013



    Hoy volvemos la vista 25 años atrás, recordando aquel Mayo de 1988 en el que por primera vez este coro, canta la función en honor a Nuestra santísima Virgen de la Cabeza. Este coro, por aquel entonces llamado coro de San Francisco, da comienzo así a una bendita tradición, un momento con el que soñamos todo un año, y que siempre por Mayo se vuelve a repetir.
      Como si de un ritual se tratara, todos los años lo mismo, la misma emoción nos envuelve y los mismos nervios nos atrapan. Despertamos temprano, sin apenas haber dormido esa noche, felices de saber que por fin llegó el día. Los nervios hacen que apresuremos nuestro paso, impacientes por verla de nuevo. Cuando entramos en la iglesia la miramos desde abajo, junto a la puerta, aun hay luces apagadas pero vislumbramos su mirada, entonces una sonrisa se nos escapa y un mismo pensamiento: “mira que está bonita esta mañana”. Subimos arriba, al coro, allí todo son prisas y nervios, mirando constantemente el reloj, preparando letras, para que todo esté listo, conscientes del enorme privilegio que estamos a punto de vivir otro año más. Terminamos de afianzar las flores en nuestro pelo y acariciamos con cariño nuestra medalla. Apresurados ocupamos nuestros sitios porque el momento ya se acerca, en ese instante las luces de la parroquia se encienden, permitiéndonos contemplar mejor su divina hermosura y la de su bendito pastorcillo. Y se escucha decir de nuevo: Señores… ¡vamos a hacerlo bonito!, ¡vamos a disfrutarlo! 
     Otro año más unimos nuestras voces para ofrecer a la Señora nuestro más humilde presente, otro año más, y ya son 25 años los que este coro lleva adornando con sus cantares ese maravilloso despertar del segundo domingo de Mayo. Una tras otra se suceden las letras que con tanto cariño hemos preparado para Ella, sólo para Ella, durante meses de ensayos, otro año más la emoción nos invade cuando poco antes de terminar la función, comienzan a sonar los acordes de la salve, divina salve, distinta cada año, pero que siempre es la culpable de que inevitablemente nuestros ojos se empañen y desciendan por nuestras mejillas lágrimas emocionadas, haciendo así que nuestra voz se entrecorte, pero dándonos las fuerzas suficientes para ofrecer a la Señora el mejor de nuestros regalos. Una vez terminada la salve, se suceden las lágrimas, alguien que te abraza, y de nuevo las prisas se apoderan de nosotros. Apresurados nos dirigimos a los pies del altar, abriéndonos paso entre el gentío, la Virgen se dispone a bajar, y nosotros queremos acompañar su bajada con nuevos cantares. Ya se escucha la primera campanada, los costaleros la cogen en hombros y a esa misma vez las guitarras de este coro comienzan a sonar, y nuestras voces son entregadas con emoción de nuevo a Nuestra Madre, sin apenas sitio, las guitarras no dejan de latir, y el tambor suena a compás, “encima de nuestras cabezas”, sin espacio, porque la iglesia se encuentra completamente abarrotada de fieles que avanzan despacio entre el bullicio. La Virgen poco a poco se acerca al dintel de la puerta, ya está en la calle. Otro año más nuestro sueño se hizo realidad. 
      Desde aquí queremos dar las gracias a todos los que formaban parte de este coro aquel Mayo de 1988, algunos de los cuales siguen formando parte del mismo en la actualidad. Gracias también a todos los directores que este coro ha tenido a lo largo de su historia y que han puesto toda su dedicación y entrega, para que esta bendita tradición jamás se pierda. Y en definitiva a todos los que alguna vez formaron parte del mismo y a los componentes de éste en la actualidad, porque son sus voces las que hacen que el corazón de éste coro lata con fuerza otro año más.