Nuestro corazón ya está impaciente,
latiendo constantemente al compás de sevillanas, entre los acordes de salves y
plegarias. Vivimos con intensidad estos días previos al gran día, con la
emoción y el fervor que año tras año nos envuelve. Novena tras novena vamos contagiándonos
de ese sentir romero, que nos hace parecer diferentes, cuando de nuevo Mayo se
rinde a los pies de la Divina Señora. Una semana, una semana tan sólo, falta
para que Rute se vista de flores, de guitarras y castañuelas, de vivas y rezos,
de fervor, ese fervor tan dulce y peculiar que envuelve Rute, para recibir como
se merece a la que es Madre y Reina de este pueblo, que la quiere y la venera,
que se postra a sus plantas y unen sus voces para gritar fuerte:
¡¡¡VIVA LA VIRGEN DE LA
CABEZA!!!
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